jueves, 13 de agosto de 2015

Alejandra, conocida como santa paciencia

Toda mi vida he delegado en los demás mis decisiones, sin querer o simplemente por no querer decidir, hasta AHORA. 

ME HE HARTADO DE AGUANTAR QUE OTROS DECIDAN POR MI. 

Quizás es tarde, pero nunca es tarde si la dicha es buena.

Recuerdo cuando era pequeña, nunca me dejaban elegir la ropa que me ponía, mi señora madre a la que adoro y le debo mi exquisito gusto por la ropa de marca, se encargaba de todo. Hasta hace no mucho ella mandaba en mi armario, luego me rebelé y tuve esa época grunge y depresiva que todos tenemos una vez en la vida (a Dios gracias no hay fotos de esa época).
En los estudios, siempre me inculcaron que debía ser medico o sanitaria, decidí estudiar enfermería, pero por suerte o desgracia la nota no me alcanzó y me quedé pelín descolgada, entonces mis padres (otra vez) decidieron mandarme a estudiar a Madrid, ay señor, de aquella llevaba 3 años con mi novio de la infancia/padre de mis hijos/déjalo ir que peso me saqué de encima.  Mi querido novio no quería qiue me fuera a estudiar fuera y asentí, me planté en casa y dije que no iba a estudiar enfermería, tras el brutal revuelo que hubo en casa decidí enfadar más a mis padres y estudiar derecho. Si, todo lo contrario, siempre he sido una rebelde.

Escuché de boca de mi novio, de mis padre, de mi familia que NO podría con la carrera, JAJAJAJAJAJAJAJAJA, 7 años más tarde y un máster más tarde para no perder un año con una sola asignatura me presenté en casa con dos diplomas y un corte de manga. ¿Qué no iba a que?

El máster de RRHH, otra decisión tomada sin mi, quería estudiar en Garrigues, mi obsesión por trabajar allí no tiene limites, juro que daría un brazo, una pierna y mi alma por ser abogada allí, así que la mejor opción era entrar desde abajo, pero ay, el máster se impartía en Madrid y mis padres decidieron por mi que mejor que lo estudiara más cerca. Claro, más cerca.

Acabé estudiando en Coruña, trabajando en Repsol, cogiendo una depresión y el resto ya lo sabéis.

Hace tiempo que me ronda la idea de ser mi propia jefa, la dueña del cortijo, de mi cortijo, pero un día llega una carta, cuyo logo conocerías con los ojos cerrados, el corazón te palpita y dices, ahora sí, esta vez si, pero otra vez vuelven a tomar decisiones por ti, otra vez.

Y que queréis que os diga, VOY A HACER LO QUE ME SALGA DE LOS COJONES. (perdonad el lenguaje pero estoy enfadada!).

Llevo meses saturada por todo lo que me rodea, trabajo, amistades, tú, quiero/necesito/exijo mi espacio, me he hartado de dar explicaciones, de estar en guerras que no me incumben, de recibir capturas de pantalla con mira lo que ha dicho, mira lo que ha hecho o de tener que explicar por que cojones me gustan los cuentos. Pues porque si, coño, dejadme vivir en paz.

Mi paciencia es casi infinita pero me habéis desbordado entre todos. Pido respeto y que me dejéis en paz una temporada. YA. Quiero equivocarme sola. Ya me he cansado de que la gente decida por mi, NUNCA MAIS,